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Loros: entender para cuidar

Loros: entender para cuidar

Psitácidas: entender para cuidar mejor

Las psitácidas —el grupo de aves que incluye loros, cotorras, catitas y guacamayos— son animales extraordinariamente inteligentes, sociales y complejos. Sin embargo, su tenencia como animales de compañía suele estar marcada por el desconocimiento, lo que a menudo termina afectando tanto su bienestar como la relación que establecen con las personas que los cuidan.

Este artículo busca entregar una mirada general a las necesidades reales de estas aves y los desafíos que implica su convivencia en un contexto doméstico.

Inteligencia y complejidad emocional

Las psitácidas poseen una capacidad cognitiva notable. Estudios han demostrado que muchas de estas especies tienen una inteligencia comparable a la de un niño de tres a cinco años. Pueden resolver problemas, usar herramientas, aprender por imitación, establecer vínculos afectivos e incluso experimentar frustración o aburrimiento si su ambiente no les ofrece desafíos.

Estas características las convierten en animales fascinantes, pero también muy demandantes.

Necesidades básicas poco comprendidas

A diferencia de otras aves más independientes, las psitácidas necesitan:

  • Estimulación mental diaria: juegos, desafíos, objetos nuevos y rutinas cambiantes.
  • Interacción social constante: son animales gregarios. Pasar muchas horas solas genera ansiedad y frustración.
  • Libertad de movimiento: el encierro prolongado en jaulas pequeñas afecta su salud física y emocional. El tamaño de la jaula depende de cada especie (¡Si adaptamos una jaula a las necesidades de nuestras aves y es del tamaño adecuado, puede ser un espacio seguro y enriquecido!). 
  • Alimentación variada y funcional: una dieta de solo semillas no es suficiente. Requieren frutas, verduras, legumbres y formas de obtener alimento que estimulen su comportamiento natural, como el forrajeo.
  • Espacio para expresarse: vocalizar, morder, picotear y volar son conductas normales. No deben ser castigadas, sino entendidas y canalizadas.

El mito del loro "mascota"

Una de las principales causas de problemas conductuales en psitácidas es la expectativa equivocada de que serán mascotas dóciles, silenciosas o siempre disponibles para el contacto. La realidad es que muchas psitácidas:

  • Pueden gritar con volumen e intensidad considerables.
  • No toleran el contacto físico forzado.
  • Necesitan elegir cuándo y cómo interactuar.
  • Pueden rechazar la manipulación incluso de personas conocidas.

Estas aves no fueron domesticadas como los perros o gatos. Convivir con ellas implica observar, escuchar y respetar sus límites.

Conductas problemáticas: qué nos están diciendo

Mordidas, gritos excesivos, automutilación o rechazo al contacto suelen ser señales de que algo en su entorno no está funcionando.

Más que castigar, lo recomendable es observar las causas. ¿Está aburrido? ¿Está sobreestimulado? ¿Se siente invadido? ¿Le falta estructura?

La mayoría de los problemas pueden abordarse desde el entrenamiento positivo y el enriquecimiento ambiental.

El rol del entrenamiento en su bienestar

Entrenar psitácidas no significa solo enseñar trucos. Significa:

  • Facilitar el manejo diario (como entrar en el transportín, tolerar una toalla o permitir inspecciones veterinarias).
  • Potenciar la comunicación humano-ave.
  • Ofrecerles una forma activa de participar en su entorno.
  • Reducir la frustración mediante la enseñanza de alternativas a conductas indeseadas.

El entrenamiento respetuoso, con refuerzo positivo y libre elección, no solo mejora la convivencia, sino que también aporta al bienestar emocional del ave.

Convivir con una psitácida es un compromiso

Cuidar bien a una psitácida implica tiempo, paciencia, conocimiento y disposición para cuestionar nuestras propias expectativas. Son animales que pueden vivir décadas, y que requieren compañía, estímulo y estructura por muchos años.

No son animales "decorativos", ni simplemente mascotas. Son seres complejos que merecen ser comprendidos y respetados en su individualidad.

Conclusión

Las psitácidas no son para todos, pero quienes eligen compartir su vida con una de ellas tienen la oportunidad de entablar una relación profunda, basada en la comunicación, el aprendizaje mutuo y la empatía.

Entender sus necesidades reales es el primer paso para ofrecerles una vida digna y enriquecida.